“Creo firmemente en la educación y en el arte como prácticas que se construyen desde el diálogo. Las sociedades cambian, también los modos de aprendizaje y de hacer arte, y creo que las instituciones educativas tienen que estar a la altura de lo que su sociedad les exige”.
Josefina Ilundain, Licenciada en Música Argentina de la Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires, Argentina), realizó una estancia académica en nuestra universidad desde marzo hasta abril. Ella es especialista en canto y guarda un especial interés en la música criolla del Perú. Tuvimos la oportunidad de conversar con ella y nos brindó una agradable entrevista.
¿Cuánto tiempo ha durado tu permanencia en la Universidad Nacional de Música y qué fue lo que más te agradó?
Mi permanencia en la UNM ha sido de un mes y estoy muy agradecida por la posibilidad de asistir a las clases del maestro Omar Ponce. Me pareció de altísimo valor no sólo el contenido de las asignaturas que imparte, sino también su mirada sensible y profunda sobre las músicas y sus procesos íntimamente vinculados a las sociedades que las practican y sus subjetividades.
¿Cómo fue que se concretó tu llegada a Perú para estudiar en la Universidad Nacional de Música?
A través de la Beca MAGA, Proyecto Raíces y Frutos, del Ministerio de Educación de Argentina. Es una beca para movilidad de estudiantes de grado en artes. La Universidad Nacional de San Martín y la Universidad Nacional de Música habían tejido un convenio por lo cual se pudo hacer efectiva.
En lo personal, admiro desde hace mucho tiempo las músicas populares de Perú y venía con deseos de viajar para conocerlas de primera mano.
¿Qué cursos llevaste en la Universidad Nacional de Música, qué profesores tuviste y cómo se realizaron tus clases?
Llevé Historia de la Música Peruana I con el maestro Omar Ponce y las clases se desarrollaron de manera virtual. No pude asistir a las clases de Historia de la Música Peruana II pero estuve mirando las clases grabadas en la plataforma de la institución.
¿Qué proyecto personal tienes dentro de la música y en qué actividades te has presentado recientemente?
Actualmente me encuentro en un momento de búsqueda en lo que respecta a la construcción de un proyecto musical propio. En los últimos años me vengo dedicando casi exclusivamente al tango argentino (aunque sin cerrarme a otras músicas) pero creo que ahora necesito explorar creativamente otros territorios musicales. Si bien actualmente en Buenos Aires integro diversas agrupaciones de tango, en mi recorrido formé parte de grupos de músicas folclóricas colombianas y de salsa.
Aquí en Lima tuve algunas presentaciones con el guitarrista limeño Diego Norris, y otras con la cantante Lucero Paucar y con el cantante y guitarrista Nicolás Wangeman Vega.
¿Qué es lo que más te interesa dentro de la música peruana?
Me llaman la atención muchas músicas populares de aquí. Vine principalmente cautivada por la marinera limeña pero también me atraen muchísimo las músicas y otras expresiones de la sierra central, puneñas, del norte y la que llaman “música negra”. Si bien estuve poco tiempo e hice foco en la música criolla de Lima -teniendo la enorme fortuna de poder conocer a varios exponentes de la misma-, soy consciente de que me queda aún mucho por escuchar y compartir. Espero regresar en otro momento para continuar maravillándome con la cultura de su país.
¿Algún mensaje para la Universidad Nacional de Música, para los músicos peruanos y de tu país?
En lo personal sostengo firmemente que cultura no es entretenimiento. Con esta premisa, creo que, como artistas, reconocernos como trabajadores de la cultura, reconocer que tenemos derechos y que tenemos roles en la sociedad que traen sus responsabilidades (más aún cuando gestionamos y estudiamos en instituciones públicas) es vital. También creo fundamental el no dejar de hacernos preguntas. ¿Qué músicas me representan? ¿De dónde vienen? ¿Por qué elijo reproducirlas o componerlas? ¿Qué música representa a quien está a mi lado o a quien está frente de mí? ¿Tienen todas las músicas el mismo lugar para manifestarse (medios de comunicación, circuitos comerciales, escuelas donde se enseñen)?
Las instituciones tienen lineamientos y marcan rumbos, siendo ineludiblemente espacios de poder. En lo personal, considero fundamental que haya espacios de reflexión hacia adentro y hacia fuera de las mismas porque creo firmemente en la educación y en el arte como prácticas que se construyen desde el diálogo. Las sociedades cambian, cambian también los modos de aprendizaje y de hacer arte, y creo que las instituciones educativas tienen que estar a la altura de lo que su sociedad les exige. Creo que si nos debemos a la educación pública y nos asumimos como parte de nuestra sociedad tenemos el deber de estar cerca de nuestros pueblos en su diversidad. Preguntarnos si nos formamos y formamos a otrxs para generar espacios exclusivos y excluyentes, si nuestros discursos son unívocos y verticales, o si abrimos el juego para que la construcción del aprendizaje y de la cultura sea colectiva, dando lugar a la pluralidad de voces y expresiones que buscan manifestar su particular manera de ver el mundo.
Asimismo, creo que es fundamental reconocer a quienes nos precedieron, quienes hicieron y aún hacen aportes valiosos a nuestras músicas, y remunerarles debidamente con pensiones. Hay muchxs exponentes de la cultura que, por diversas razones, están pasando en su vejez momentos difíciles y no reciben ninguna ayuda del Estado. Esto es grave y nos interpela justamente como trabajadores de la cultura porque el día de mañana podemos estar ahí.
¿A qué músicos admiras o sigues?
Afortunadamente admiro a muchxs músicxs y artistas. Tanto referentes como colegas. Aquí en Perú tuve el enorme gusto y honor de conocer a las cantantes Rosa Guzmán, Carmen Flórez y Lucy Avilés, de quien ya conocía bastante música. Asimismo tuve el enorme privilegio de conocer a la cantante y guitarrista ayacuchana Elcira Bustillos.