ARTÍCULO: GUÍA PARA SEGUIR ESTUDIOS DE MÚSICA EN EL EXTRANJERO

“Oye, ¿cómo hiciste?”. Guía para interesados en seguir estudios de postgrado en música en el extranjero

(Por Julio Casas Silva).

Escribo este artículo a modo de “n consejos”, a partir de mi experiencia estudiando una maestría en música (guitarra) en la Hochschule für Musik “Hanns Eisler” Berlín (Alemania). Espero que esto anime a otros músicos a emprender la “aventura”.

  1. Conócete a ti mismo y ten un plan más o menos definido.

Cuando comenzamos a estudiar la carrera somos muy jóvenes y, por lo general, no tenemos muy claro qué es lo que queremos hacer ni cómo desarrollar nuestra carrera musical. Saberlo no es un requisito al iniciar, pero debería estar más o menos definido a mitad de la misma (si empezamos en la Sección Preparatoria, durante el tercer ciclo de la Sección de Estudios Superiores, aproximadamente). El tener una idea preliminar del camino que queremos recorrer nos permitirá investigar, comprobar si es lo que queremos y prepararnos (o cambiar de camino).

Debemos preguntarnos qué rol queremos tener como músicos en la sociedad y a partir de ahí, escoger dónde y con quién estudiar. Tengamos en cuenta que hay muchas maneras de “vivir de la música”: se puede ser solista, músico de orquesta, coreuta, miembro de un conjunto de cámara, productor, director, musicoterapeuta, profesor, musicólogo, arreglista, compositor, gestor cultural, mánager, etc. Y las diferentes opciones no son excluyentes entre sí.

  1. Investiga sobre el perfil de los profesores y de las instituciones.

Cuando ya tenemos más o menos claro qué es lo que queremos, el siguiente paso es buscar profesores y escuelas/conservatorios/universidades que nos ayuden a desarrollar las capacidades requeridas para cumplir nuestro objetivo. Hay instituciones cuya fortaleza es formar investigadores. Otras, formar solistas (o músicos de orquesta, o músicos con un amplio entendimiento del mercado musical, etc.) De igual manera, cada profesor tiene un enfoque diferente, una manera distinta de acercarse a la música. Si te interesa ganar concursos, hay profesores “especialistas” en eso. Existen otros que se enfocan en cierto tipo de repertorio o que tienen una amplia trayectoria haciendo música de cámara del más alto nivel. Por eso, el abanico de opciones es muy amplio y hay que darnos el tiempo suficiente para encontrar los profesores y el ambiente que puedan potenciar nuestra idea inicial.

Puede ayudarte usar las redes sociales para contactar alumnos que ya estén estudiando en esos lugares, y así tener información “de primera mano” para corroborar lo que has averiguado. Ayuda mucho también dar un vistazo a los egresados de dichas instituciones o a ex alumnos de los profesores que nos interesan.

  1. Separa tiempo para trámites y no olvides las fechas límites.

Luego de escoger varias opciones (intenta no tener solo una), haz una lista de TODO lo que tengas que hacer o averiguar. Anota fechas límite (de envío de videos o documentos, becas, inscripciones a exámenes), requisitos para la postulación y para el viaje, revisa si tu pasaporte está vigente, etc. Ten en cuenta que las traducciones, solicitudes y legalizaciones toman tiempo.

También debemos tener MUY CLARO qué hacer en caso tengamos éxito, pues sería lamentable perder la plaza ganada por no haber previsto cómo vivir en caso de obtenerla. Por esto, es fundamental saber qué requisitos piden para la visa de estudiante (o residencia, de ser el caso) y el costo de vida.

  1. Sé humilde y estudia, estudia mucho.

La RAE define humildad como la “virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo a este conocimiento”. Como alumnos de la Universidad Nacional de Música tenemos el orgullo de saber que estamos en el centro de educación musical superior de mayor exigencia del país. Sin embargo, por razones que no son pertinentes a este artículo, puede pasar que nuestro “mejor nivel” no alcance para ingresar a una maestría en el extranjero, sobre todo a alguna de las escuelas más prestigiosas y competitivas de Europa y EE.UU.

Por eso, creo que lo mejor que podemos hacer es aprovechar al máximo cada clase maestra a la que podamos ir (no solo de nuestra especialidad) y conversar con los maestros. Viajar a festivales también ayuda mucho, pues así complementamos nuestra formación, conocemos otras experiencias y, al mismo tiempo, vemos cómo vamos. Si trabajamos de manera seria y consciente, es probable que pronto recibamos algún consejo de algún maestro o incluso, que se muestren interesados en nosotros.

Otra opción para saber cómo vamos es utilizar las redes sociales para contactar, pidiendo consejos, a amigos que hayan salido, alumnos de profesores/instituciones que nos interesan o incluso a los profesores con los que nos gustaría estudiar. Muchos maestros, conscientes del esfuerzo que implica viajar desde Perú a EE.UU. o Europa, son totalmente sinceros y te dicen si es que valdría la pena o no que viajes a dar el examen. Si te dicen “ven, intenta” no es una confirmación de que te van a aceptar, pero ya es una señal de que vas por buen camino. Sin embargo, no todos los profesores contestan. Por ejemplo, en la HfM Hanns Eisler suelen no contestar antes del examen, pero no pierdes nada probando.

Por otro lado, si te das cuenta que tu “mejor nivel” no alcanza, tienes varias opciones: prepararte más para insistir en tu primera opción de postgrado, intentar en un postgrado en alguna ciudad/institución más chica o plantearte estudiar el pregrado de nuevo. En algunas escuelas te permiten estudiar desde la mitad del pregrado. La opción que escojamos dependerá de muchos factores (edad, dinero, objetivos).

  1. Que el idioma no te frene.

Si tenemos más o menos claro que queremos viajar fuera de Perú, deberemos apuntar a estudiar el idioma en el que se imparten las clases (en caso no sea el castellano). Algunas instituciones son flexibles, otras no. Algunas escuelas/conservatorios suelen ofrecer un curso de idioma para extranjeros y te permiten empezar con la condición de que estudies paralelamente el idioma.

También es bueno saber que a veces los requisitos cambian entre los programas de pregrado y postgrado. Por ejemplo, en la HfM Hanns Eisler, el alemán es requisito obligatorio en el pregrado, pero no en el postgrado. En la Universidad de las Artes de Berlín (UdK), el nivel de alemán requerido para la maestría es superior que el de bachiller.

Hay lugares en los que puedes estudiar en inglés, pero el idioma que se habla en el país es otro (como en la Barenboim – Said Akademie, también situada en Berlín, donde las clases son en inglés). Si bien esto puede ser una ventaja para estudiar, no lo es tanto para la vida diaria. Por lo que, si quieres tener una integración “medianamente aceptable”, mi consejo es aprender el idioma.

  1. Antes que instrumentista/cantante, eres músico. Y antes que músico eres artista.

Recordemos que nuestra carrera es “música” y no el nombre de nuestro instrumento. No aprenderemos todo lo que podríamos si nos encerramos todo el día con nuestro instrumento a estudiar. Compartir con músicos que no son de nuestra especialidad nos enriquecerá. Por esto, es interesante saber si algún profesor reconocido de otra especialidad enseña en la institución en la que estamos interesados o algún músico que admiramos estudió (o estudia) ahí. En mi caso, influyó mucho en mi decisión de venir a la HfM Hanns Eisler el saber que varios de mis músicos favoritos como Tabea Zimmermann (violista), Thomas Quasthoff (barítono), Claudio Bohórquez (cellista), Raphael Alpermann (clavecinista y organista, miembro de la Akademie für Alte Musik Berlin), Justin Doyle (director coral, director del RIAS Kammerchor) son profesores aquí. También influyó saber que Lahav Shani (director de la Filarmónica de Israel) y Digna Guerra (directora del Coro Nacional de Cuba) estudiaron aquí. De igual manera, ir a conciertos buenos es casi un deber como estudiantes de música (sean de música académica o popular). Asistir a conciertos de diferentes estilos musicales e interactuar con esos ambientes nos ayuda a tener distintos enfoques y una mirada siempre fresca.

Creo que es igual de fundamental compartir con artistas de otras disciplinas, pues esto le da contexto a nuestra carrera y puede hacer que surjan colaboraciones muy interesantes, como las que sucedieron en el pasado con literatos, artistas plásticos, coreógrafos, cineastas, etc.

  1. Cada persona tiene su propio camino.

No te presiones, no te sobre exijas. Puede que tú logres a los veinticinco años algo que otros han logrado a los veintidós (y viceversa). Cada persona escribe su propia historia y hace su propio camino. Lo importante es que sepas a dónde quieres llegar y seas consciente de cada paso que das, Y QUE LO DISFRUTES. La música no es una carrera de 100 metros planos, “es una maratón” que no tiene una sola ruta trazada y cada uno escoge cómo correrla, cuándo apurar y cuándo correr más lento. Incluso es válido cambiar de ruta y de objetivo. Siéntete orgulloso de cada logro que tengas, por más pequeño que te parezca.

  1. “Cuida tus afectos y tu salud emocional.”

Este consejo me lo dio el maestro Óscar Zamora poco antes de empezar la maestría, y me ha acompañado prácticamente todos los días desde entonces. Estar lejos de casa, familia y amigos puede ser duro y es algo para lo que debemos prepararnos mentalmente.

Otro aspecto relacionado con la salud emocional es el manejo del estrés causado por el estudio y la (alta) competencia de nuestra carrera. Muchas veces es mayor la presión que nos ponemos nosotros mismos que la “presión externa” (que a veces ni existe). Debemos vigilar los “pensamientos parásitos”, alejarnos de ambientes tóxicos y de todo aquello que perturbe nuestra mente durante el día. En caso uno sienta que se desborda, DEBEMOS BUSCAR AYUDA. Podemos acudir a nuestro profesor principal, a algún profesor con quien tengamos confianza, amigos, departamento psicológico… Es importante recordar que todos somos humanos, todos sentimos e incluso los grandes solistas/profesores han pasado momentos difíciles. No estamos solos, nunca.

  1. Admira y aprende.

Algo que puede pasar (y las probabilidades suben mientras más prestigio tenga el lugar donde estudias), es que tengas compañeros que han ganado uno (o varios) concursos importantes, que sean miembros de academias de orquestas de primer nivel o incluso que tengan posiciones estables en esas orquestas/compañías de ópera. Aprovecha esa oportunidad para aprender de ellos: no te pierdas sus recitales, conversa con ellos, comparte momentos “no académicos” con ellos. Alégrate por sus logros, celebra con ellos. Es inmensamente enriquecedor cuando, por cosas de la vida, te toca compartir proyectos con ellos y hacen música juntos. Es una experiencia maravillosa y se la deseo a todos.

Pero también es altamente probable que en algún momento te toque competir por alguna beca, plaza orquestal, etc. con ellos. En ese momento no olvides que el jurado también quiere disfrutar de la música. Si tú disfrutas de lo que creas con el sonido, los que te escuchan también lo harán. Dando lo mejor de ti mismo y preparándote adecuadamente puede que te lleves una “agradable sorpresa”.

  1. Busca tu sello personal.

Mientras más alto el nivel, los profesores tienden a ver más allá del aspecto técnico/virtuoso. En algunas escuelas “top”, a veces los profesores deciden no admitir a ningún postulante porque nadie va más allá de la “perfección técnica”. Estas escuelas suelen buscar un perfil muy específico de músicos artistas. No quieren robots, sino personas que tengan algo interesante que decir con su música.

Con esto no quiero decir que no debamos trabajar en mejorar la técnica. Es una invitación a no quedarnos solo en ese aspecto y poner siempre la técnica en función de lo que queremos decir.

A modo de conclusión

John Myung, bajista de la banda Dream Theater, nos dice en su canción “Learning to live”: “The way your heart beats makes all the difference in learning to live” [La forma en la que late tu corazón hace toda la diferencia en aprender a vivir]. Gustav Mahler “le dice” a su corazón en el final de su segunda sinfonía: “Was du geschlagen zu Gott wird es dich tragen” [Aquello por lo que has latido te llevará a Dios]. Ser músico es hermoso, pero es un estilo de vida muy exigente (física y emocionalmente hablando). Si somos coherentes con nuestra manera de pensar y de ver la vida y decidimos de manera consciente y reflexiva, todo estará bien. Recordemos que obtener el grado académico no es la meta, es solo la consecuencia de estudiar ciertos aspectos que nos ayudarán a ser mejores profesionales y, por qué no, mejores personas. La música cambió nuestras vidas y puede cambiar, siquiera por un instante, la vida de otras personas. Hagámosla poniendo todo nuestro corazón; que sus latidos nos guíen para tocar el corazón de los demás.

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