En 1955, Herbert Eimert declararía que, sobre la música electrónica, vista en su momento como un desarrollo extremo y enigmático, una sola cosa estaba clara: ya sea que fuera aprobada o condenada, ya no podía ser ignorada. El vasto mundo de nuevas sonoridades sintéticas y el control total sobre las características tímbricas de la materia prima musical, producidas por la revolución electrónica, pronto forjarían un linaje de nuevos músicos en los que la investigación científica y la creatividad artística lograrían compenetrarse, ampliando así las posibilidades de la disciplina musical y alimentando el mundo de las artes con nuevos paradigmas de integración.

Mas de un siglo nos separa ya de los primeros sueños futuristas y maquinas electro-musicales, y a doscientos años de la aparición de la república del Perú, nuestra rica y múltiple nación alberga ya paisajes sonoros en los que la tradición y la modernidad pueden encontrarse, y en los que las artes acusmáticas, electrónicas, electroacústicas, y digitales se configuran como un parte integral de nuestros quehaceres musicales.

El trabajo del Laboratorio de Música Electroacústica y Arte Sonoro y la producción de UNO, como primera muestra oficial de composiciones electroacústicas de la Universidad Nacional de Música, están dedicados no solo a la nueva generación de compositores integrales que albergamos y esperamos nutrir, sino también a quienes nos precedieron mirando hacia el futuro con los emocionados ojos del descubridor, el amante de la música que se posiciona a la avanzada y que encuentra en las maquinas un aliado en la expansión de los sueños humanos.